La Salud & la Frecuencia Sexual
Una sexualidad plena y sana ofrece además del disfrute y el placer de vivir, una larga y satisfactoria existencia. Nuevas investigaciones demuestran que una alta frecuencia de sexo sano, mejora la salud; previene infartos, combate la depresión, evita la celulitis, maximiza la memoria y ayuda a rejuvenecer la piel.
El beso, componente principal e insustituible de todos los eventos sexuales, pone en movimiento 29 músculos; 12 de los labios y 17 de la lengua; las pulsaciones cardíacas pasan de 70 a 140 por minuto; convirtiéndose en un ejercicio incomparable, mejorando las condiciones del sistema cardiovascular y quemando de 3 a 12 calorías; claro todo depende, de la intensidad del beso.
Una alimentación balanceada y una actividad física controlada, son la receta ideal para vivir más y mejor, pero; debemos sumar a la lista un nuevo componente, el sexo.
Algunos estudios han comprobado que la actividad sexual actúa en todo el organismo; es un estupendo remedio para mejorar la memoria, el sistema inmunológico, perder peso y hasta para combatir la celulitis; en fin, mejora la salud y el estado emocional. El sexo modifica la química del cuerpo, aumentando la liberación de hormonas sexuales: estrógenos en la mujer y testosterona en el hombre; adrenalina, hormona que los prepara para el acto sexual; la circulación sanguínea aumenta en la región genital; provocando lubricación en la vagina e inflamación de la vulva de la mujer, y erección del pene en el hombre.
Aumenta la secreción de endorfinas, responsables de la sensación de placer; y que al alcanzar niveles máximos, se logra el ansiado orgasmo. Las células nerviosas descargan su contenido eléctrico, provocando un estado de relajación física total.
La mujer, libera oxitócina, hormona relacionada con los patrones sexuales y con las conductas, maternal y paternal; actúa también como neurotransmisor en el cerebro; ligada a la afectividad, la ternura, el contacto y el orgasmo, en ambos sexos; actualmente incluso se esta utilizando en pacientes deprimidos. Algunos la llaman la "molécula de la monogamia" o "molécula de la confianza". En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría ser causa de la formación de la confianza y la generosidad entre personas; responsable además de las contracciones uterinas.
Durante el acto sexual se liberan otras sustancias capaces de fortalecer el sistema inmunológico. Como consecuencia de la descarga hormonal, aumenta la producción de células que combaten virus y bacterias y detectan e impiden a tiempo la proliferación desenfrenada de otras células, como las del cáncer por ejemplo. Para el corazón, los efectos son incomparables, lo confirman varias investigaciones. El orgasmo produce disminución de las plaquetas en el torrente sanguíneo, células responsables de la coagulación, acción parecida a la del ácido acetilsalicílico, conocido como aspirina, que afina la sangre.
El orgasmo ayuda a proteger contra dolencias cardíacas en razón de que las endorfinas liberadas relajan las paredes de los vasos sanguíneos, facilitando el paso de la sangre y evitando el desgaste de sus paredes.
La OMS, Organización Mundial de la Salud, define la salud sexual de esta forma: “La salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en lo referente a sexualidad; no es simplemente la ausencia de disfunción o de enfermedad. La salud sexual requiere un positivo y respetuoso acercamiento a la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad del tener experiencias sexuales agradables y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual sea lograda y mantenida, los derechas sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos”.
El concepto alude a la importancia de que hombres y mujeres, se aficionen a una experiencia sexual satisfactoria y saludable; con altísimo sentido de pertenencia. El contacto, el afecto y la comunicación son vitales para poder vivir esta experiencia.
La actividad sexual se torna enriquecedora para la salud en tanto sea vivida con una actitud mental, que considere lo sexual como algo muy natural. Si la actividad sexual es vivida como una tarea, no contribuye al bienestar general; si por el contrario se torna lúdica, erótica y entretenida, se convierte en un elemento de crecimiento para ambos miembros de la pareja.
Una vida sexual satisfactoria se convierte en antídoto contra la depresión, por la sensación de bienestar que producen las endorfinas; otra consecuencia positiva es el aumento de los niveles de serótina y dopamina, hormonas que nos hacen sentir eufóricos, optimizando el humor y los puentes neuronales.
Como consecuencia de los placeres que produce el acto sexual, mejora la memoria; durante el orgasmo, se produce en el cerebro una pérdida de conciencia, que puede durar de 20 a 104 segundos, limpiándose así de pensamientos estresantes.
Como una consecuencia del relajamiento que se produce, se reducen los dolores de cabeza, causados por la constricción de los vasos sanguíneos del cerebro.
El sexo mejora la salud en nuestra piel evitando su envejecimiento; al activarse las hormonas sexuales, las glándulas sudoríparas secretan más cantidad de agua y aceites, lo que ayuda a hidratar y proteger la piel; hasta el cabello adquiere más brillo.
Durante un episodio sexual se queman entre 100 y 150 calorías, equivalente a caminar 20 minutos en ritmo normal; combatiendo la celulitis y mejorando la circulación.
En la actualidad las parejas han disminuido su frecuencia sexual, la única y mejor fantasía en el regreso a casa, sigue siendo la cama, pero; para descansar y dormir; los encuentros sexuales cuando los hay, son cada vez, más rápidos y cortos.
Sean generosos en el contacto visual y corporal, sean cariñosos y creativos; un buen masaje, puede transformarse en estupendo afrodisíaco; preocúpense por aumentar su frecuencia sexual y cuidar mucho a su pareja. Ah!, por cierto, cuide su SALUD.
Una sexualidad plena y sana ofrece además del disfrute y el placer de vivir, una larga y satisfactoria existencia. Nuevas investigaciones demuestran que una alta frecuencia de sexo sano, mejora la salud; previene infartos, combate la depresión, evita la celulitis, maximiza la memoria y ayuda a rejuvenecer la piel.
El beso, componente principal e insustituible de todos los eventos sexuales, pone en movimiento 29 músculos; 12 de los labios y 17 de la lengua; las pulsaciones cardíacas pasan de 70 a 140 por minuto; convirtiéndose en un ejercicio incomparable, mejorando las condiciones del sistema cardiovascular y quemando de 3 a 12 calorías; claro todo depende, de la intensidad del beso.
Una alimentación balanceada y una actividad física controlada, son la receta ideal para vivir más y mejor, pero; debemos sumar a la lista un nuevo componente, el sexo.
Algunos estudios han comprobado que la actividad sexual actúa en todo el organismo; es un estupendo remedio para mejorar la memoria, el sistema inmunológico, perder peso y hasta para combatir la celulitis; en fin, mejora la salud y el estado emocional. El sexo modifica la química del cuerpo, aumentando la liberación de hormonas sexuales: estrógenos en la mujer y testosterona en el hombre; adrenalina, hormona que los prepara para el acto sexual; la circulación sanguínea aumenta en la región genital; provocando lubricación en la vagina e inflamación de la vulva de la mujer, y erección del pene en el hombre.
Aumenta la secreción de endorfinas, responsables de la sensación de placer; y que al alcanzar niveles máximos, se logra el ansiado orgasmo. Las células nerviosas descargan su contenido eléctrico, provocando un estado de relajación física total.
La mujer, libera oxitócina, hormona relacionada con los patrones sexuales y con las conductas, maternal y paternal; actúa también como neurotransmisor en el cerebro; ligada a la afectividad, la ternura, el contacto y el orgasmo, en ambos sexos; actualmente incluso se esta utilizando en pacientes deprimidos. Algunos la llaman la "molécula de la monogamia" o "molécula de la confianza". En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría ser causa de la formación de la confianza y la generosidad entre personas; responsable además de las contracciones uterinas.
Durante el acto sexual se liberan otras sustancias capaces de fortalecer el sistema inmunológico. Como consecuencia de la descarga hormonal, aumenta la producción de células que combaten virus y bacterias y detectan e impiden a tiempo la proliferación desenfrenada de otras células, como las del cáncer por ejemplo. Para el corazón, los efectos son incomparables, lo confirman varias investigaciones. El orgasmo produce disminución de las plaquetas en el torrente sanguíneo, células responsables de la coagulación, acción parecida a la del ácido acetilsalicílico, conocido como aspirina, que afina la sangre.
El orgasmo ayuda a proteger contra dolencias cardíacas en razón de que las endorfinas liberadas relajan las paredes de los vasos sanguíneos, facilitando el paso de la sangre y evitando el desgaste de sus paredes.
La OMS, Organización Mundial de la Salud, define la salud sexual de esta forma: “La salud sexual es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en lo referente a sexualidad; no es simplemente la ausencia de disfunción o de enfermedad. La salud sexual requiere un positivo y respetuoso acercamiento a la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad del tener experiencias sexuales agradables y seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual sea lograda y mantenida, los derechas sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y satisfechos”.
El concepto alude a la importancia de que hombres y mujeres, se aficionen a una experiencia sexual satisfactoria y saludable; con altísimo sentido de pertenencia. El contacto, el afecto y la comunicación son vitales para poder vivir esta experiencia.
La actividad sexual se torna enriquecedora para la salud en tanto sea vivida con una actitud mental, que considere lo sexual como algo muy natural. Si la actividad sexual es vivida como una tarea, no contribuye al bienestar general; si por el contrario se torna lúdica, erótica y entretenida, se convierte en un elemento de crecimiento para ambos miembros de la pareja.
Una vida sexual satisfactoria se convierte en antídoto contra la depresión, por la sensación de bienestar que producen las endorfinas; otra consecuencia positiva es el aumento de los niveles de serótina y dopamina, hormonas que nos hacen sentir eufóricos, optimizando el humor y los puentes neuronales.
Como consecuencia de los placeres que produce el acto sexual, mejora la memoria; durante el orgasmo, se produce en el cerebro una pérdida de conciencia, que puede durar de 20 a 104 segundos, limpiándose así de pensamientos estresantes.
Como una consecuencia del relajamiento que se produce, se reducen los dolores de cabeza, causados por la constricción de los vasos sanguíneos del cerebro.
El sexo mejora la salud en nuestra piel evitando su envejecimiento; al activarse las hormonas sexuales, las glándulas sudoríparas secretan más cantidad de agua y aceites, lo que ayuda a hidratar y proteger la piel; hasta el cabello adquiere más brillo.
Durante un episodio sexual se queman entre 100 y 150 calorías, equivalente a caminar 20 minutos en ritmo normal; combatiendo la celulitis y mejorando la circulación.
En la actualidad las parejas han disminuido su frecuencia sexual, la única y mejor fantasía en el regreso a casa, sigue siendo la cama, pero; para descansar y dormir; los encuentros sexuales cuando los hay, son cada vez, más rápidos y cortos.
Sean generosos en el contacto visual y corporal, sean cariñosos y creativos; un buen masaje, puede transformarse en estupendo afrodisíaco; preocúpense por aumentar su frecuencia sexual y cuidar mucho a su pareja. Ah!, por cierto, cuide su SALUD.
Dr. Ricardo Morales Cordero.
www.ricardomorales.tk
www.sexologo-ricardomorales.tk
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